Muchas veces a la hora de planificar un viaje buscamos hoteles que ofrezcan servicios de comida, en especial de desayunos, pues cuando se trata de destinos exóticos o desconocidos, queremos disfrutar de la seguridad, calidad y garantía que ofrece la cocina de un hotel. Para entender mejor cómo funciona este departamento esencial en cualquiera de estos establecimientos, hay que prestar atención, por un lado, a la maquinaria de hostelería con la que cuenta y por otra al nivel de los profesionales encargados así como al género que utilizan.

En primer lugar, hay que tener en cuenta que no es lo mismo el equipo necesario para ofrecer exclusivamente el servicio de desayunos que el adecuado para afrontar todas las comidas del día. En este artículo nos vamos a centrar en el primero, el cual suele estar presente en la mayoría de alojamientos. 

Por otro lado, tampoco hay que olvidarse de elementos menos “técnicos” pero no por ello secundarios. Se trata del mobiliario y equipamientos como sillas, alfombras, mesas o vitrinas expositoras. Hay que tener muy presente que de su estado dependerá la imagen que proyectará el hotel a los clientes, pues si las mesas son demasiado antiguas y las sillas están desgastadas o sucias, por ejemplo, la percepción será más negativa que si todos ellos presentan un perfecto estado de conservación.

Para entender cómo funciona cada cocina hay que observar el espacio que dedica a cada una de las distintas: zona de cocción, zona de lavado, almacenaje y frigorífico, así como el espacio dedicado al propio bar o cafetería. Dentro de ellas se deberán encontrar los equipos que vamos a analizar a continuación.

– Zona de conservación: es el espacio dedicado a mantener en buen estado los alimentos dentro de la cocina. Aparte de otras cámaras frigoríficas o congeladores que puedan existir si hay espacio suficiente, contar con una mesa fría es sin duda una opción muy conveniente, ya que además de cumplir con la función frigorífica nos permite utilizar su superficie superior como mesa de trabajo. 

– Zona de lavado: en este espacio encontrarás un lavavajillas industrial capacitado para llevar a cabo un lavado rápido con un uso optimizado de agua, pues durante el servicio es habitual que se reutilice la vajilla, al menos, una vez. En el mercado se pueden encontrar modelos capaces de lavar más de 700 platos a la hora y equipos especializados en el lavado de la cristalería (“lavavasos”) que pueden lavar y abrillantar en torno a tres decenas de vasos cada 60 minutos.

– Zona de cocina: en toda cocina que se precie no puede faltar un horno que sea capaz de cocinar pero que también ofrezca eficiencia y seguridad, dos requisitos indispensables cuando hablamos de cocinas industriales. Por ejemplo, los hornos rational son capaces de combinar funciones tan diferentes como vapor y calor seco, lo que contribuye a conseguir un destacado ahorro de espacio y de desgaste de materia prima.

Por otro lado, tampoco hay que olvidarse de elementos menos “técnicos” pero no por ello secundarios. Se trata del mobiliario y equipamientos como sillas, mesas o vitrinas expositoras. Hay que tener muy presente que de su estado dependerá la imagen que proyectará el hotel a los clientes, pues si las mesas son demasiado antiguas y las sillas están desgastadas o sucias, por ejemplo, la percepción será más negativa que si todos ellos presentan un perfecto estado de conservación.

No obstante, no nos podemos olvidar de un aspecto igual o más importante que el equipamiento y el mobiliario: la atención al cliente. Sin duda ella supone el mejor complemento para todo lo anterior. No en vano, si no hay un correcto trato al usuario y el servicio no se realiza de forma agradable y educada, el cliente puede sentirse molesto y llevarse una muy mala impresión del hotel.